miércoles, 31 de julio de 2013

Hazme el favor de crecer un poco, por favor

Es que no lo entiendo, qué manía, que pesados son los niños empeñándose en ser niños. Cuando las madres decimos ¡tienes que crecer! ¿Es así como se comporta una señorita? lo decimos siempre siempre por su bien. Cómete las lentejas por tu bien, no llegues tarde a las clases de inglés por tu bien, ponte ahí contra la pared hasta que una cigüeña te anide en la coronilla por tu bien. Pero nada, ellos se empeñan como burros en ser diferentes a nosotros, que ya sabemos por experiencia cómo se tiene que ser en esta vida, y por supuesto, cómo no se puede ser. No se puede ser desordenado, ni desobediente, está prohibido comer con los dedos, beber agua con la boca abierta, bañarse durante la digestión, jugar demasiado en la calle, no jugar en la calle lo suficiente, hablar mucho o poco. Y lo que peor está de todo, es que no se acuerden de saludar a unos familiares que llevan siglos arrugados como pasas y a los que no han visto en su vida.
Siempre se ha sabido que ser adulto es lo mejor, y para ser el mejor de los adultos es necesario ser completamente aburrido y quedarse siempre en el medio de todo. A eso le llamamos ser equilibrado, es decir, ni una cosa ni la otra, pero siempre con la oportunidad de dar la vara. También son aconsejables las siguientes cualidades, como tener prisa todo el tiempo, cocinar verduras hervidas los días pares y mantener buenos pulmones para gritar como un Tiranosaurio Rex ¡¡Es la primera vez que siento en todo el día!!
Lo más insoportable de los niños es que están deseando hacerlo todo sin saber nada de nada. ¡Que crezcan de una vez, por favor! Así descansaré de sus locuras de poner un pie en la luna y podré atarles los dos al Código Civil para que tengan un futuro derecho como una vela. ¡Qué inventos los suyos! Arqueólogos, pintores, bailarines, actores, pilotos, no pisaréis este suelo mientras me queden fuerzas para repetir la palabra abogado.


Por suerte, llegará el día en que sepan lo bastante del mundo como para que se les quiten las ganas de hacer cualquier cosa. Sentados en el sofá con una cerveza y un cigarro, pero sin poner los pies sobre la mesa, por supuesto, asentirán felices por su nueva y reciente vida circular, que es la vida a la que todo adulto aspira, y consiste en los tres sencillos pasos trabajo-hipoteca-vacaciones en Benidorm. Sólo entonces podré sacudirme las manos, muy orgullosa de la labor realizada.  


jueves, 25 de julio de 2013

Un eco amargo

Apagas la televisión y sigue ahí. Silencias la radio y sigue ahí. Pliegas los periódicos y sigue ahí. Cierras internet y sigue ahí. Evitas hablar de ello y sigue ahí. La devastación gélida del espanto. El inmenso mar sin palabras del horror. La reverencia asfixiante de saberse esclavo de la muerte y lo inesperado.

Lo intentas todo: esquivarlo, distraerlo, comprenderlo, superarlo, ignorarlo, aceptarlo...y fracasas. Y entonces lo entiendes. Entiendes que el dolor nunca se irá. El dolor, tan hondo, profundo, honesto y cruel, clava sus raíces como dientes. Es un eco amargo que se vuelve trueno y que nunca, por muchas ilusiones que te hagas, dejarás de escuchar su rumor de luto y grito.

Tu cabeza se torna en un collage atropellado de imágenes y sonidos, ajenos pero que haces egoísta y humanamente tuyos y que erizan tu piel como el viento un campo listo para la cosecha. Así siembra la muerte. El fin que viene.

Sientes cómo todo deja de tener un sentido y un significado. Sientes que estás vivo como de prestado. Sientes que la existencia tiene sabor a fracaso. Sientes que quizás el alivio sería darlo todo por acabado. Es el momento en el que comprendes que el vacío te está minando como un río subterráneo, dejándote hueco de vida, jodiéndote la chispa, matándote la llama. Y te sientes culpable no por saberte tan insignificante, sino por ser tan gilipollas. Porque creíste que era tiempo de asirlo todo con pensamientos y palabras. Y no. Ahora sólo toca el silencio. Sólo las lágrimas.

domingo, 21 de julio de 2013

"The conjuring": El expediente del miedo


Este fin de semana se ha estrenado en España el último mal rato de James Wan, Expediente Warren: The conjuring, una película que ha venido precedida de oleadas de expectativas y comentarios que la colocaban como una de las mejores películas de terror de los últimos años. Y la verdad es que no eran exageraciones porque, para mí, es una de las películas de "miedo" más notables de los últimos veinte años; de esas que dignifican un género echado a perder por la mediocridad, el gore facilón y el susto "videoclipero".

The conjuring supone la confirmación definitiva de James Wan como un maestro a la hora de rizar los nervios y tensar el vello, después de su debut con la brutal (y magnífica) SaW, la puñetera Silencio total o la entretenida y acongojante Insidious. Wan se doctora con esta película en la que no sólo podemos reconocer los elementos que conforman su sello personal (muñecos inquietantes que actúan como heraldos del horror, los colores rojo y blanco asociados a lo maligno, la espiral como símbolo de mal fario, el dominio del "contrasusto", la composición de la trama como una maquinaria en la que no queda ni un solo elemento al azar y la
inclusión de giros argumentales que mejoran la historia al tiempo que inquietan aún más al espectador) sino también todos los elementos "canónicos" que debe tener cualquier historia de terror, tanto en el contenido (fantasmas, posesiones demoníacas, brujas, enemigos invisibles, maleficios, la muerte como ponzoña sobrenatural para un lugar o edificio, secretos terribles, asesinatos truculentos, el sótano como metáfora de lo oculto e infernal, los niños y animales como primeros testigos de lo sobrenatural, la madrugada como cita con lo imposible...), como en lo visual (ambientes sombríos, puertas entreabiertas, niebla, reflejos en cristales y espejos, personas o cosas que aparecen súbitamente, la penumbra como incertidumbre...) y sonoro (chirridos, crujidos, ruidos inexplicables, sonidos incorpóreos, golpetazos imprevistos...).  Es, en resumen, un plato con todos los ingredientes para no estar cómodo. Un "all star" del mal rollo.

Por eso, James Wan no ofrece en esta película nada nuevo respecto a lo que ya crearon hace mucho tiempo Henry James y Edgar Allan Poe, por poner dos ejemplos clásicos, pero lo que hace, sin ser novedoso, consigue el resultado esperable y deseado, lo cual no quiere decir en absoluto que The conjuring sea una película previsible o efectista, porque eso sería escupir a su magnífico manejo del suspense (¡qué bien funciona lo implícito y lo imaginado para crear tensión!) y su seriedad, calidad y buen hacer profesional. Y, en esto último, hay que destacar especialmente la dirección artística (genial recreación de la época de los 70) y a los actores protagonistas, unos solventes y sólidos Patrick Wilson y Vera Farmiga.

No obstante, pese a todo lo dicho hasta ahora, lo más interesante de Expediente Warren es que, como se encargan de recordarnos en los créditos iniciales y finales, está basada en hechos reales protagonizados precisamente por el matrimonio de investigadores al que alude el título en castellano de esta película: Lorraine y Ed Warren, una pareja que desde 1950 y durante varias décadas se enfrentó a lo paranormal alcanzando una fama bastante grande en
Estados Unidos. Así, The Conjuring traslada a la pantalla grande los sucesos vividos por la familia Perron al mudarse a una casa en el campo en Harrisville (Rhode Island) en 1971. Unos acontecimientos tan dramáticos como sobrenaturales que desesperaron y asustaron a los escépticos Perron hasta el punto de acudir al matrimonio Warren en busca de ayuda. Lo curioso es que esta no es la primera vez que se ve en el cine algo investigado por los Warren, pues Ed y Lorraine investigaron en 1976 los famosos hechos de Amityville (que fueron llevados a la pantalla inicialmente en 1979) o los fenómenos sufridos por la familia Snedeker en 1980 (en los cuales se inspiró la película de 2009 Exorcismo en Connecticut). Cuando menos es curioso.

Para finalizar, está claro que en esta reseña no he desvelado mucho de la historia ni de su final, porque, en lugar de eso, lo mejor que puedo hacer es recomendar esta película a toda persona que quiera pasar un buen mal rato...

sábado, 13 de julio de 2013

Bacanal a la navarra

Estos días se está celebrando la fiesta por antonomasia no ya de Navarra sino, quizás, de toda España: los Sanfermines. Unos festejos con un magnetismo global que atrae no sólo a gente de todo el país sino a cada vez más personas de distintos y distantes puntos del mundo, colocando así estas fiestas en una categoría mundial en la que tiene como compañeros saraos descomunales como el Carnaval de Río o el Mardi Gras de Nueva Orlenas.

Explicado en pocas palabras, los Sanfermines son una festividad que, tal y como su nombre indica, tiene un pretexto religioso (celebrar a San Fermín) que deriva en un festejo en el que corren los toros, el vino y los excesos en un clima de alegría y total despreocupación.

Así las cosas, a mí los Sanfermines me recuerdan bastante a las fiestas paganas que en Grecia primero y Roma después honraban a Dioniso/Baco, patrón de los cultivos en general y del vino en particular y, en calidad de tal, responsable e inspirador de éxtasis, frenesí y enajenación. Y esto, el sentirse otro sin dejar de ser uno mismo, hace además entroncar a este dios con el teatro, cuyo origen se remonta precisamente a los primeros ritos en honor a Dioniso, lo que convierten para mí a esta deidad en una de los más interesantes, divertidas e inquietantes de todo el panteón, por ser quizás de todos los dioses el más fiestero y cabroncete.

Pero, volviendo a la cuestión de por qué me recuerdan los Sanfermines a las fiestas dionisiacas y dejando a un lado que ambas parten de la premisa implícita que la mejor manera de honrar religiosamente al patrón es pasándoselo bien, la presencia del toro y del vino como elementos icónicos comunes refuerzan el peso del carácter mediterráneo de ambas y el hondo legado que el pasado tiene aún en nuestro presente. Paralelamente, y siguiendo con el vino, el ambiente en el que el morapio y la música enmarcan un ambiente de despondole y despelote del personal fusionan directamente los festejos sanfermineros con las bacanales. Así, ambas se revelan como unas celebraciones donde los cuerpos andan casi tan libres (de ropa) como las mentes y los espíritus. Un fiesta en la que se inmolan los prejuicios, los medios y las preocupaciones con vistas a que el placer del cuerpo suscite el placer del alma. Perderse en los sentidos para encontrar el significado.

Por tanto, viendo las imágenes que año tras año generan los
Sanfermines, cuesta muy poco imaginar en idénticas situaciones a las ménades y los sátiros que integraban según la mitología el séquito fiestero de Dioniso. La única diferencia evidente, amén del atuendo (aunque se pierda con la misma facilidad que la vergüenza), es que hace siglos no se habla de sexismo y ahora sí. Churras con merinas.

En resumen que, mientras todo el mundo sea cómplice, consciente y partícipe, bienvenidas sean estas bacanales a la navarra que son los Sanfermines. 

viernes, 12 de julio de 2013

El hombre contra el sistema

Que se siga hablando de alguien más de 2040 años después y sin que dicha persona aparezca en la Biblia ni en ningún otro libro sagrado tiene su mérito. Como lo tiene el hecho de que fuera real y no un personaje fabulado ad hoc para una epopeya o leyenda. Y si ya añadimos que dicho individuo alcanzó la gloria partiendo de un origen tan mísero que apenas hay rastros sobre su trayectoria previa, la cosa tiene su miga. Máxime si selló su inmortalidad a hierro y sangre y sin derrotar finalmente a sus enemigos.

Estoy hablando de Espartaco, el esclavo/gladiador/guerrero tracio que en el año 73 antes de Cristo lideró una rebelión que puso los testículos de pajarita a la todopoderosa Roma, hazaña que le valió protagonizar la novela de Howard Fast,la fantástica película de Kubrick, la ultra violenta/sexual/videoclipera/adictiva/bizarra serie de la cadena Starz (emitida en España por Canal + y Cuatro) y cientos de ensayos históricos.

Pero mi interés por uno de los rebeldes más famosos de la historia universal hoy no está enfocado a los aspectos más habituales(su incierta biografía, su utilización tardía como icono de la causas sociales, su significado como símbolo contestatario, su habilidad para liderar un magma de agraviados y desarrapados, sus cualidades como estratega sin haber recibido formación militar...). Mi atención se debe a dos factores.

El primero de ellos: pertenecer a esa curiosa y selecta categoría de personajes históricos que se sublimaron en la Historia y en el imaginario colectivo no a través de una victoria fabulosa sino por medio de una derrota incontestable (y letal). Así, Espartaco comparte galería con derrotados tan célebres y variopintos como Leónidas I de Esparta, Jesús de Nazaret, William Wallace, George Armstrong Custer...Verdaderos iconos cuya fama y repercusión serían impensables (y seguramente menores) sin su derrota y trágico final, como si obedecieran una ley no escrita según la cual una causa loable necesita de un mal final para trascender los siglos, las lenguas, las ideas y los pueblos. La derrota como método para vencer a tus enemigos y trascenderlos; el fracaso como triunfo. 

El segundo eje de mi interés consiste en su carácter rebelde, entendido como desafío a un poder superior, como rechazo a lo impuesto unilateralmente, como desobediencia ante lo inaceptable, como levantamiento contra aquello que aplasta voluntades y futuros, como respuesta ante quienes no admiten preguntas, como desvinculación de una maquinaria de la que no se quiere formar parte, como lucha del inviduo contra un sistema que no entiende de personas. Porque la historia de Espartaco es la de alguien que se rebela contra una entidad superior, multinacional, sojuzgante y enorme en sus recursos. Es la historia de quien decide meter el dedo en el ojo de los dioses. Es la historia de una persona que se niega a aceptar el destino que otros le escriben. Es la historia de quien está dispuesto a luchar hasta el final por ganar y conservar su libertad. Es la historia de quien se lanza contra la tragedia sin más armas que su honor, su conciencia y su voluntad inquebrantables. Es la historia de quien convierte su propia derrota en redención y esperanza y la victoria de sus enemigos en humillación y vergüenza. La historia, en definitiva, de alguien que desafía lo impensable...y gana. Alguien que hoy como entonces sería una persona incómoda para aquellos que merecen ser desafiados y cuya existencia bien vale una rebelión.

Así las cosas, pocos pueden poner en duda la vigencia del atractivo de un personaje como Espartaco, un hombre que ganó su vida con muerte y que conservó su libertad a costar de perder su aliento.

martes, 9 de julio de 2013

Brilliant Disguise

 
Bueno, por fin me voy a la playa, y como hay cosas que nunca pasarán de moda os dejo este temazo del Boss, y una versión libre que hice del mismo para un buen amigo Rockabilly. Cádiz, Marbella, Mallorca, allí os espero, no os movais.

Besos a todos.



BRILLIANT DISGUISE

Estábamos solos, tú y yo,
Bebíamos cerveza en la cama,
Habíamos salido a cenar aquella noche,
recuerdo que algo había que celebrar.
Yo me reía de mi mismo, tú te reías conmigo.
¿Qué clase de disfraz nos envolvió durante un instante?,
Mírame a los ojos nena,
Parecía como si nunca fuera a terminar.
Mírame a los ojos nena,
Parecía como si nunca fuera a terminar.
Esa fue la noche en que aprendimos a olvidar.
¿Hicimos el amor?, Quizás.
Fuera llovía sobre la oscuridad.
En algún lugar estaba escrito que aprenderíamos a olvidar.
Fuera el alma del mendigo piadosamente rogaba vivir un día más.
En tus ojos estaba escrito que aprenderíamos a olvidar.
Fuera crecía el invierno sobre el verano.
En mis palabras estaba escrito que aprenderíamos a olvidar.
No todo salió mal.
Siempre supimos que lo nuestro no podría durar.
Ahora ya no pienso en ti,
Solo algunas noches como esta,
Abro la ventana a espuertas del verano,
Con una cerveza, y pienso que no tardarás en llegar.
Volveremos a ponernos el disfraz,
Luego cierro la ventana y me digo a mí mismo:
¿Fuiste tú o solo un perfecto disfraz?
¿Fui yo o sólo un perfecto disfraz?
Dios ten piedad de un hombre que duda de su propia verdad.

lunes, 8 de julio de 2013

No se trata de suerte


- Jack muchacho, hoy no es tu día de suerte – Me pareció escuchar la voz ronca de un tipo que imaginaba tosco y desgarbado al otro lado de la pared.
- Anda Jean, cuéntales a todos porque te llaman Strawberry Jean. – Respondió una voz irónica, que supuse provenía de Jack.
- Es una larga historia Jack. Pero viene a resumirse en una simple moraleja que no te aplicas nunca muchacho: Si juegas con la mermelada es inevitable que te manches los dedos. – Su voz me era cada vez más desagradable…
- Resumiendo amigos,  Jean es bien conocido en cualquier lugar de las Vegas al que vaya como Strawberry Jean por su afición a las putas que usan pintalabios de cereza en los labios que no se pintan. – Parecía estar disfrutando ese tal Jack. Podía suponer su cara sonriente, aparcando su cigarrillo en algún desgastado agujero en donde abandonar la ceniza.
- Jack era una sabandija el día que le conocí y el día que muera continuará reptando. ¿Verdad Jack?, Lo digo sin acritud Jack, porque eres un superviviente, ¿No es así Jack? Ocurra lo que ocurra, ¿O no Jack? - ¿Qué estarían haciendo? Calculaba que habría varios hombres en aquella sala.   Pero muy pronto Jack me ofreció la solución a mi dilema:
- El poker es como la vida Jean 25% de análisis, 25% de suerte, 25% de psicología, 25% de matemáticas y un 25% de voluntad. Ya me conoces, es lo que suelo decir. Y te diré algo más Strawberry, a veces se gana, a veces no, y quizá hoy me toque perder, pero siempre queda una última carta. Al menos así ha sido siempre para mí. – Rápidamente establecí que estaban jugando una partida de cartas sin límite, ya que en Las Vegas no es frecuente que unos tipos se encierren en la habitación de un casino a jugar, ya que fuera de las habitaciones todo es juego.  La cosa debía estar al rojo allá adentro, caliente como un nido de abejas revoloteando sobre el dulce flop. Unos crápulas embutidos en su lúgubre cueva urbana, reunidos alrededor del tapete verde de una mesa, como buenamente manda el Señor, con aire turbio y grisáceo por las puntas candentes de sus cigarros. De pronto me pareció reconocer una voz asiática:
- La filosofía no sirve en el poker, se diluye como el azucarillo  de la incertidumbre en el espesor del tiempo – Sí, definitivamente de ojos rasgados, una especie de Lao Tse jugador. La cosa se ponía interesante. ¿Quién sería el primo de todos ellos? ¿Por qué no podía separar mi oreja de la tibia superficie de mármol de la pared del Caesars Palace? ¿Acaso porque me gusta el poker más que otra cosa en el mundo? – Pensé para mis desgastados y alcoholizados adentros. No, era otra cosa… Una extraña necesidad. Y surgió de nuevo otra voz extraña del imaginario cónclave al otro lado del espejo:
-  No os creo a ninguno, intentáis distraerme, por eso llevo perdiendo toda la tarde cabrones. – Ese debe de ser el primo, pensé.
- Mentir es un hábito, forma parte del juego, pero nunca se miente entre caballeros.  En sentido estricto señores, se hace uso de la estrategia más racional que demandan las cartas y la situación en la mesa, y cuando hablo de la situación me refiero a sus caras frente al dinero, tendrían que sonreir más muchachos. – Ya podía reconocer la suave y cínica voz de Jack con solo abrir la boca.
- Cuéntales por qué te abandonó la suerte Jack – También reconocía a Strawberry, cuya voz desprendía una tonalidad dulce y desagradable como la mierda de jabalí.
- La dejé aparcada en algún lugar, pero ya no lo recuerdo Jean.
Acto seguido otra voz desconocida rompió el silencio, así que son por lo menos cuatro – razoné.
- Entonces te ocurre como a Chung Pao, que desde su farol fallido no ha vuelto a aventurarse por terreno sin asfaltar. – Era una afirmación diluida en una tenue carcajada, pero no hizo ninguna gracia, las cartas debían de arder en las manos. Calculaba flops con mucha gente dentro, y números muy altos. Sin embargo aprecié la voz de Jack teñida de ese sosiego característico que le otorga el fanfarrón o la seguridad que da saber que ganas. Alguien le acababa de pedir que jugase bien sus cartas:
- En el poker no juego, porque sé que dos ases no siempre sirven para ganar una mano.
- Te lo repito Jack. Por tu bien, es mejor que juegues bien tus cartas, consejo de amigo, ya me conoces – Era Strawberry quien le alentaba.
- El caso es que siempre apuesto a caballo ganador. – Escuché nítidamente la voz de Jack, y luego un estrépito fulgurante, como de caer de muebles, gente corriendo, un portazo y un disparo. Rápidamente abrí la puerta de mi habitación y me encontré de bruces con un tipo bajo y delgado ataviado con un elegante traje blanco.
- ¿Jack? – Le pregunté.
- El mismo, que firma y habla. – Me contestó nervioso.
-  Entra
-  Qué suerte, gracias, acaba de estallar una buena ahí dentro – Me dijo, aturdido y sofocado mientras saltaba dentro de mi cuarto como un gato y señalaba la puerta contigua la mía.
- No se trata de suerte. Nunca se trata solo de suerte Jack. – Añadí.

Si vas a intentarlo

Si vas a intentarlo tendrás que estar despierto en medio de la noche y del mundo.
Con hambre o sin ella,
Con palabras o con silencio.
Si de veras vas a intentarlo, tendrás que estar abierto hasta ti mismo para llegar a los otros.
Si vas a intentarlo, agárrate los machos,  canta bajo la lluvia.
Levántate sin prisa, consciente, entumecido, valiente, atemperado.
Busca en la latitud del mar aquél sopor amargo como de faro roto.
Cuesta reconocerlo,
Olvidan que hay un cielo más hondo que sus ojos, más hondo, más lejano.
No miran más que abajo.
No saben que algo oculta la prontitud del día.
Si vas a intentarlo tendrás que ser como un espejo, cicatriza reflejos.
Ni flor, ni luto verde ni amarillo. Con Platero o sin él.
Sin ruiseñor, ni otoño, ni invierno, ni versos incendiados de ceniza.
Si vas a intentarlo arrastra con ellos Dioses antiguos, se dueño de lo indecible, comparte el pecio de un naufragio aunque nada hayas aprehendido en él.

domingo, 7 de julio de 2013

"El que quiere interesar a los demás tiene que provocarlos"

Hoy he estado en la exposición temporal de Dalí (“Todas las sugestiones poéticas y todas las posibilidades plásticas”) que se puede visitar en el Reina Sofía hasta el 2 de Septiembre, y después de una larga absorción de su delirio creativo y su brillante imaginación necesitaba urgentemente publicar un post.

Salvador Dalí (1904-1989) fue un ecléctico artista español considerado uno de los máximos exponentes del surrealismo. Destacó principalmente como pintor debido a sus habilidades pictóricas; también es famoso por sus esculturas, sus escritos, y su trabajo en el cine y la fotografía.

Durante toda su vida intentó atraer la atención pública, lo que le convirtió en un personaje polémico. Por un lado, su maestría en el culto a la vanguardia surrealista es innegable ("¡No podéis expulsarme porque Yo soy el Surrealismo!" dijo después de que lo eliminaran del movimiento surrealista de París). Por otro, era una persona con elevadas tendencias al narcisismo y a la megalomanía (véase la cita anterior), lo que le hizo ganar muchos detractores.

"Que no conozca el significado de mi arte no significa que no lo tenga".

La exposición recoge la trayectoria de Salvador Dalí desde sus inicios y nos ofrece una muestra de las obsesiones de su juventud, que le acompañarán el resto de su vida: el contenido de los sueños, los traumas de su infancia, las formaciones geológicas del Cabo de Creus que el pintor tenía prácticamente memorizadas y son el punto de partida de muchos de sus cuadros...).

También es una oportunidad para contemplar algunas de sus obras más famosas que componen una pequeña demostración de brillantez heterogénea: Muchacha en la ventana, Sueño causado por el vuelo de una abeja alrededor de una granada unsegundo antes de despertar, La tentación de San Antonio, La persistencia de lamemoria y El gran masturbador, entre otras.

Os invito a todos a visitar las salas del Reina Sofía para reflexionar, ya que es más fácil hacerlo cuando se está rodeado de locura. De Dalí pueden aprenderse muchas cosas, sobre todo que el ARTE no puede alcanzarse desde la moderación; es necesaria la radicalidad. El artista debe ser transgresor, arriesgado y extremista hasta el punto que le permita su talento, ya que entiendo que el arte es una representación antinatural del universo de cada autor que solo puede triunfar si alcanza al público con la mayor naturalidad y el mayor estremecimiento posibles. 



"50 cuadros abstractos que a dos metros
 se convierten en tres Lenines
 disfrazados de chino y a seis metros
 forman la cabeza de un tigre real."

martes, 2 de julio de 2013

La última noche de Mickey Sorensen

La miró y se le nubló la vista. Y luego todo lo demás. Mickey Sorensen nunca averiguaría si fue por los nueve botellines de cerveza o por la píldora de viagra entre el sexto y el séptimo botellín o por no hacer ejercicio desde los seis años o por llevar dos días sin dormir o por soportar ciento treinta kilos de sebo o por tener una erección que eliminó el resto de sangre de su organismo. Pero lo cierto es que al ver a "La fabulosa Jewel" deslizarse por la barra americana sin más abrigo que un tanga de lentejuelas y un tifón de groserías, aquel cerdo con el pelo de Harpo Marx supo por primera vez a sus cuarenta y siete años que una angina de pecho no es un "flechazo" y que una camisa hawaiana y unos bermudas llenos de lamparones con su propio ADN no eran el mejor vestuario para presentarse ante San Pedro.
Así, al tiempo que un camión y tres bastardos quedaban en orfandad, el tanga de "La fabulosa Jewel" voló por la sala mientras su inesperado secreto emergía como un leviatán genital ante alientos cortados y neones encendidos.

lunes, 1 de julio de 2013

Matrimonio en el jardín

Los dos estaban aburridos junto a la piscina. Katherine, bajo una sombrilla, una pamela de paja y unas sofisticadas gafas de sol. Matthew, bajo un peluquín grasiento, un ceño fruncido y mil pensamientos a ninguna parte. Sólo el sonido del aspersor refrescaba el silencio. Ella, con un bikini pensado para una mujer con treinta años menos, leía una revista de moda, soñando que su vida fuera otra o que su marido fuera otro. Él, pellejo y hueso, sentado en la orilla, buceaba con la mirada buscando el pecio de su matrimonio. En algún lugar de la hierba sonó un teléfono móvil. Una melodía anodina que no resucitó a ninguno de los dos pedazos de carne. Por un momento, el risueño gnomo del jardín pareció mirar hacia la llamada perdida mientras aguantaba estoico la enésima micción de un viejo Yorkshire con problemas de próstata. Luego, mutis por la nada.
Las horas pasaron, el jardín se quedó vacío, pero el desinterés seguía allí, transformando aquel chalet en el parque temático de un fracaso.