jueves, 24 de octubre de 2013

Richard Ford, de su mano hasta la frontera


Richard Ford es el Real Madrid de la literatura. (Le llaman el Clint Eastwood de las letras, y está bien traído).
Su presencia y todos sus libros son un alegato contra la estupidez. Contra quienes jamás se han parado a pensar en medio de ninguna parte. Contra “los bufones” y “los listos”, “los prepotentes” y “los pobres tontos”, "los cínicos". No es una cuestión de dinero, al igual que esto son palabras sin valor si no lees alguno sus relatos, porque allí, entre sus profundidades cotidianas, descubres a través de las imágenes que las palabras pueden ser un alivio, un espacio cargado de rutinaria verdad, en donde brota todo el sentido del mundo, al menos durante un instante por escrito.  
Sus historias son espejo del hombre, de la mujer, de sus desgracias y de sus alegrías, de sus mentiras y de sus pecados, de todos sus desencuentros. Sus libros de relatos De mujeres con hombres, Pecados sin cuento, son tan esperanzadores como desesperados, tan universales como íntimos. Poseen la medida justa de un vaso de agua cuando tienes sed. Son tan reales como una tarde de lluvia con algo de sol, veraces, esa es la palabra, tan veraces que no puedes más que verte obligado a caminar hasta la frontera de su mano, ya estés en Rock Springs o Canadá. Ya estés perdido o buscando algo, ya estés llegando a tu destino, o iniciando tu viaje. Ford te llevará al lugar preciso en el momento apropiado, hecho a imagen del instante mismo. Lugar al que inevitablemente arribas, y en dónde allí él se aleja, para dejarte solo y meditabundo, decidiendo dar media vuelta o cruzar al otro lado. Solo sí, como sólo es necesario un pensamiento para que vislumbres con mayor claridad esta vida, y te contagies de su claridad diáfana, en la que no “a lugar” a dudas razonables, porque el sentimiento se hace verbo.  Pero no sentirás frío, aunque te haya dejado solo, a tu vera, sin nada ni nadie a lo que aferrarte, salvo sus palabras.
Rozarás los límites con los dedos. Te dará aliento. Te arrastrará hasta el borde del cañón, te acercará al centro mismo del abismo, pero no te preocupes, apenas sentirás vértigo, porque él prefiere que contemples la majestuosa inmensidad del vacío. Es un maestro, e imparte clases sobre la vida a un módico precio, el de sus libros.

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